A mediados del siglo XIX, Louis Pasteur propuso la teoría germinal de las enfermedades,
en la cual explicaba que todas las enfermedades eran causadas y propagadas por
algún «tipo de vida diminuta» que se multiplicaba en el organismo enfermo,
pasaba de éste a otro y lo hacía enfermar. Pasteur, sin embargo, se encontraba
trabajando con la rabia, y descubrió que
aunque la enfermedad fuera contagiosa y ésta se contrajera por el mordisco de
un animal rabioso, no se veía el germen por ningún lado. Pasteur concluyó que
el germen sí se encontraba ahí, pero era demasiado pequeño como para poder
observarse.
En 1884, el microbiólogo francés Charles Chamberland inventó un filtro (conocido
actualmente como filtro Chamberland o filtro Chamberland-Pasteur) que tiene
poros de tamaño inferior al de una bacteria. Así pues, podía hacer pasar por el
filtro una solución con bacterias y eliminarlas completamente de ella. El biólogo ruso Dimitri
Ivanovski utilizó este
filtro para estudiar lo que actualmente se conoce como virus del mosaico del tabaco. Sus
experimentos demostraron que los extractos de hojas molidas de plantas
infectadas de tabacoseguían
siendo infecciosos después de filtrarlos. Ivanovski sugirió que la infección
podría ser causada por una toxina producida por lasbacterias,
pero no continuó apoyando esta idea. En
aquella época se pensaba que todos los agentes infecciosos podían ser retenidos
por filtros y, además, que podían ser cultivados en un medio con nutrientes
—esta opinión formaba parte de la teoría germinal de las enfermedades. En 1899, el microbiólogo neerlandés Martinus Beijerinck repitió los experimentos de Ivanovski
y quedó convencido de que se trataba de una nueva forma de agente infeccioso. Observó que el agente solo se
multiplicaba dentro de células vivas en división,
pero como sus experimentos no mostraban que estuviera compuesto de partículas,
lo llamó contagium vivum
fluidum («germen viviente
soluble») y reintrodujo el término «virus». Beijerinck
mantenía que los virus eran de naturaleza líquida, una teoría más tarde
descartada por Wendell Stanley, que
demostró que eran particulados. En
ese mismo año, en 1899, Friedrich Loeffler y Frosch pasaron el agente de la fiebre aftosa —el aftovirus— por un filtro similar y
descartaron la posibilidad de que se tratara de una toxina debido a la baja
concentración, y llegaron a la conclusión de que el agente se podía multiplicar.
A principios del siglo XX,
el bacteriólogo inglés Frederick
Twort descubrió los
virus que infectaban bacterias, que actualmente se denominan bacteriófagos, y el microbiólogo franco Félix de Herelle describió virus que, cuando se los
añadía a bacterias cultivadas en agar, producían zonas de
bacterias muertas. Diluyó con precisión una suspensión de estos virus y
descubrió que las diluciones más altas, en lugar de matar todas las bacterias,
formaban zonas discretas de organismos muertos. Contando estas zonas, y
multiplicándolas por el factor de dilución, De Herelle pudo calcular el número
de virus en dicha zona.
A finales del siglo XIX,
los virus se definían en función de su infectividad, su filtrabilidad y su
necesidad de huéspedes vivientes. Los virus solo habían sido cultivados en
plantas y animales. En 1906, Ross Granville Harrison inventó un método para cultivar
tejidos en linfa, y, en 1913, E. Steinhardt y colaboradores utilizaron este método
para cultivar virusVaccinia en
fragmentos de córnea de cobaya. En 1928, H. B. Maitland y M. C. Maitland
cultivaron el mismo virus en suspensiones de riñones picados de gallina.
Su método no fue adoptado ampliamente hasta 1950, cuando se empezó a cultivar poliovirus a gran escala para la producción de vacunas.
Otro avance se produjo en 1931, cuando
el patólogo estadounidense Ernest William Goodpasture cultivó el virus de la
gripe y otros virus en
huevos fertilizados de gallina. En
1949, John Franklin Enders, Thomas Weller y Frederick Robbins cultivaron virus de la
polio en células
cultivadas de embriones humanos, y ésta fue la primera vez que se cultivó un
virus sin utilizar tejidos animales sólidos o huevos. Este trabajo permitió a Jonas Salk crear una vacuna efectiva contra la
polio.
Con la invención de la microscopía electrónica en 1931 por parte de los ingenieros
alemanes Ernst Ruska y Max Knoll,
se obtuvieron las primeras imágenes de virus. En
1935, el bioquímico y virólogo estadounidense Wendell Stanley examinó el virus del mosaico del
tabaco y descubrió que estaba compuesto principalmente de proteínas. Poco tiempo después, el virus fue
separado en sus partes de proteínas y de ARN. El virus del mosaico del tabaco fue
uno de los primeros en ser cristalizados y, por tanto, la primera estructura
que pudo ser observada en detalle. Las primeras imágenes por difracción de
rayos X del virus cristalizado las obtuvieron Bernal y Fankuchen en 1941.
Basándose en sus imágenes, Rosalind Franklin descubrió la estructura completa
del virus en 1955. El mismo año, Heinz Fraenkel-Conrat y Robley Williams demostraron que el ARN purificado del
virus del mosaico del tabaco y sus proteínas de envoltura pueden reproducirse
por sí solos, formando virus funcionales, y sugirieron que éste debía de ser el
modo en que los virus se reproducían en las células huéspedes.
La segunda mitad del siglo XX fue la edad dorada del descubrimiento
de virus, y la mayoría de las 2.000 especies reconocidas de virus animales,
vegetales y bacterianos se descubrieron durante estos años. En 1957, se
descubrieron el arterivirus equino y la causa de la diarrea vírica bovina (un pestivirus).
En 1963 Baruch
Blumberg, descubrió el
virus de la hepatitis B,
y en 1965 Howard Temin describió el primer retrovirus.
La transcriptasa inversa, enzima clave que
utilizan los retrovirus para convertir su ARN en ADN, fue descrita
originalmente en 1970, de manera independiente por Howard Temin y David
Baltimore. En 1983, el
equipo de Luc
Montagnier del Instituto
Pasteur de Francia
aisló por primera vez el retrovirus, actualmente llamado VIH.
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